En mis peores momentos siempre pensaba en comprarme eso o aquello.
Luego entiendes que nada exterior colma un vacío interior.
Cuánto más pleno te sientes menos cosas acumulas.
Y puedes empezar a comprender el «buen materialismo». Allá donde disfrutas realmente de una serie reducida de cosas.
Mis libros, mis discos de colores, mi música, unos vaqueros, mis Converse y poca cosa más. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste una gran limpieza de todas esas cosas que ya no usas ni disfrutas?
Pruébalo. Vale tanto la pena que me quedo con la sensación de no poder explicarlo plenamente.
Paz.