Nada pone a pensar tanto como el dolor.
Porque cuando duele lo suficiente, las mentiras que nos contamos se derrumban.
Y cuando la verdad sale a la luz también lo hacen los caminos rectos.
Entonces pensamos de una forma nueva.
Con más capacidad y claridad.
Como si nos hubiese crecido una parte nueva en el cerebro. Una, libre de tonterías.
FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.