El mal no hace justicia.
No puede.
Te hace creer que sí. Que propiciará un equilibrio. Un orden.
Y que, de alguna manera, el mal traerá algo bueno. Pero no es así.
No se puede hacer nada bueno con el mal como no puedes apagar un fuego con más fuego.
No puedes congelar una llama ni puedes hacer una hoguera con hielo.