Los primeros actos de valentía son los más difíciles.
Pero son, con mucha diferencia, los más importantes.
Tras esos primeros actos, los demás cuestan menos. Hasta que un día descubres que has hecho de la valentía un hábito. Un órgano más dentro de tu sistema. Una parte de ti.
Dicen que todo es empezar. Cuánta razón.