El error más difícil de superar es haber sido cobarde.
Porque cuando fallas pero has sido valiente duele diferente. Duele mejor.
Pero cuando has actuado sin valentía o cuando tan siquiera has actuado cuando tendrías que haberlo hecho… eso no solo duele más sino que deja una fría marca. Un recordatorio. Una señal que te dice: «Pues sí, está claro que has sido un cobarde y que difícilmente puedes contar contigo«.