El mayor peligro del emprendedor no es la quiebra sino el estrés, la fatiga, el agotamiento.
Y esto es así porque cuando un emprendedor se quema, da lo mismo si tiene éxito o no. Deseará, con la poca fuerza que le quede, mandarlo todo al carajo.
De modo que, sea cual sea tu proyecto y empresa, intenta no quemarte nunca.
He visto a empresarios de mucho éxito con cuentas corrientes colmadas de ceros fantasear con la idea de trabajar podando setos en un parque por mucho menos de lo que ganan en un día.
Si para tener éxito es necesario quemarse y terminar así, mejor que se lo quede otro.
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FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.