«Sin escrúpulos se puede hacer dinero muy fácilmente».
Esto me dijo hace muchos años un emprendedor que desconocía los efectos a medio y largo plazo de la falta de honestidad e integridad.
Puedes imaginar que dejó de «hacer dinero» con esa facilidad de la que hablaba.
La falta de escrúpulos está penalizada tanto por la propia conciencia como por el mercado. Al emprendedor que no le importa el cliente pronto se verá ignorado por él.
Un emprendedor debe ser duro pero también decente.
De lo contrario, tarde o temprano, verá desmoronarse todo cuanto construya.
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FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.