Un buen emprendedor jamás se apega a un servicio o producto.
Si es rentable, sigue. Si no lo es, se tira a la basura. PUNTO.
No hay que aferrarse a nuestras creaciones.
El sentimentalismo en una empresa puede terminar matándola.
Está bien que los negocios y las ideas comiencen con el corazón pero después deben ser entregados al cerebro… y a la calculadora.
Lo que no funciona no funciona, por mucho que lo ame.
Por mucho que yo lo haya creado.
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FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.