La verdad no duele como no duele la soga sino la mano que no deja de aferrarse a ella.
No te duele la verdad sino tu vanidad.
Así que no es culpa de la verdad. Es culpa tuya.
Tú sí le dueles a la verdad.
Tu negación, rechazo, odio y aversión a ella es semi-criminal.
Odias la verdad como un adolescente odia un buen consejo del padre que aborrece.
No te duele.
Te dueles.
FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.