Ayer fue rarísimo no hacer vídeo para YouTube después de 1 año seguido haciéndolo todos los días.
Pasé todo el rato que dedicaba normalmente al vídeo del día a leer y pensar.
Pensé en lo rápido que ciertas mentes ocupan espacios que hasta el momento podían estar ocupados con cosas importantes. Y el curioso consuelo que eso me provoca.
«Dios, no me aburriré en mi vida».
Hace mucho que conseguí la capacidad de no echar de menos nada. Ni a nadie tampoco.
Me abro a lo que viene. Me abro a lo que termina. A lo que se va.
Desapegado me llaman a veces.
No me importa. Puede que tengan una parte de razón.
Pero yo es que veo que la vida invita a eso.
Porque esto es un no parar de cosas que llegan y cosas que marchan.
No quiero mirar atrás. A no ser que al hacerlo, gane impulso para ir hacia delante.
Hacia delante.