Solo puede sufrir un desamor alguien valiente.
Alguien que ha puesto la cara para ser besada o para ser pisada.
No todos pueden decir algo así.
Hay quien se calla y se queda acurrucado en su madriguera de cobardía. Y quien no se lanza nunca es alcanzado por ninguna lanza.
Pues oye, el corazón está para exponerlo. Para que le dé el Sol, no la sombra.