Lo peor no es no saber qué hacer sino no saber qué no hacer.
Si supiésemos lo que no hay que hacer ya acabaríamos encontrando lo que sí.
Y la vida sería más sencilla.
Es por esto que nuestros padres nos educan con normas que empiezan con un «No…».
Necesitamos noes.
«Educa en positivo», dice el que no ha conocido el mundo real y no ha educado nunca a nadie.
Si un día me pierdo en una selva lo único que quiero saber es lo que NO debo comer y a qué bichos no debo acercarme.
Si sé eso, sobreviviré.
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