Diario de Joan Gallardo, Entrada #6 – Ignorantes Voluntarios.

12 de septiembre, 2018.

Me estoy tomando una cerveza en una acera. Esto no se puede llamar terraza. Al menos la birra está bien.

A mi lado hay dos chavales hablando sobre la vida y los problemas. Mezclan sin despeinarse un cociente intelectual medio con asuntos impresionantes. Creo haber escuchado a uno de ellos el adverbio «consecuentemente».

Hablan tan fuerte que no me dejan leer. Están a treinta centímetros el uno del otro y gritan. Estoy entre montar una escena semi-violenta o estudiarlos. Aunque me apetece más lo primero opto por lo segundo.

Deduzco que uno de ellos pasa apuros económicos y el otro le dice que «la vida no sólo es el dinero». En la mesa hay dos Iphone.

Quince minutos de charla para hablar de todo menos del problema real del chico: que no tiene ni puta idea y su amigo menos. Me dan ganas de sentarme con ellos y decirle «o gastas menos o ganas más a partir de ahora, y si no, terminarás viviendo de nuevo con tus padres, si es que te quieren» para después terminarme su jarra de cerveza e irme lentamente como en las películas mientras me pongo mis gafas de sol.

¿Sabe este chico que hay libros sobre esos temas?

¿Sabe que su amigo no tiene la solución?

¿Sabe que tiene que trabajar, como mínimo, un mes de su vida para pagar el trasto ese que tiene encima de la mesa? ¿Mil pavos para hacerse selfies y mirar facebook?

A veces (digo a veces por ser suave) parece que la gente está encantada de ser estúpida. Como si la ignorancia te hiciera más aceptable en la sociedad. Puedes nacer con un nivel de estupidez, incluso con un gran nivel de estupidez. Por desgracia, puedes haber nacido muy tonto de fábrica. Pero, por Dios, si quieres puedes mejorar eso. Hasta incluso situarte por encima de la media. Hay un punto donde un idiota con conocimientos puede ser más útil que un listo pero vago, que no coge un libro ni para matar una mosca. Yo preferiría ser del primer grupo. Puede que hasta lo sea, pensándolo bien.

Hoy en día, si eres feo es porque quieres. Y si eres tonto, es porque quieres también.

Coge un puto libro. Usa internet para más cosas, ni te imaginas lo que hay ahí. Hasta podrías empezar a diferenciar «ahí», de «hay». Ay…

Hasta pronto. PAZ.

Joan Gallardo.

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