—Todo es demasiado difícil, Joan.
—¿Como qué?
—Trabajar, pagar todo lo que hay que pagar, hacer que el matrimonio funcione…
—Sí, esas cosas son difíciles, pero el premio es muy grande. ¿No crees?
—Sí pero… podría costar menos.
—¿Por qué iba a ser eso así?
—Yo qué sé…
—Si en la lotería diesen millones por acertar un número del 1 al 10, ¿qué pensarías?
—Que no puede ser.
—¿Por qué?
—Porque hablamos de millones, un premio demasiado…
—¿Grande?
—Sí…
—¿Lo ves? Grandes premios → grandes dificultades.
—De acuerdo, lo acepto.
—Además, los premios que no cuestan no se aprecian. No se valoran. Y, por supuesto… no se buscan. Piensa en lo mucho que importa verse a uno mismo luchando por cosas importantes, grandes, difíciles…
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