Diálogo con un cliente sobre Dios y el mal:
—Joan, sigue siendo una barrera para mí el problema de la maldad en el mundo.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que no comprendes?
—Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal en el mundo?
—¿Yo soy bueno?
—Sí, mucho.
—¿Puede salirme un hijo malvado?
—Supongo. ¿Y por qué?
—Porque es libre, ¿no?
—¿Podría yo conseguir al 100% que no hiciese el mal?
—No lo sé.
—Piensa.
—Bueno, podrías estar todo el tiempo vigilándolo y evitando que hiciese el mal.
—¿Y eso no es quitarle la libertad?
—Sí, pero para un bien mayor.
—¿Bien mayor? Sólo hay un bien al que puedes llamar «bien mayor».
—¿Cuál es?
—El bien que se hace libremente. De corazón.
—Hostias. No lo había visto así nunca…
—Quizá no te apetecía.