Joan: ¿Cómo estás?
Samuel: Bien.
Joan: Pero… ¿bien bien?
Samuel: Mejor.
Joan: ¿Mejor? ¿El día es mejor que ayer o tú estás mejor que ayer? Hay una gran diferencia.
Samuel: Pues ahí me pillas, ni idea.
Joan: No te angusties, le pasa a mucha gente.
Samuel: ¿El qué?
Joan: No saber qué les pasa.
Samuel: Es difícil saber qué te pasa siempre.
Joan: No creo, en todo caso lo difícil es vivir así. Pero estar presente, reconocer y entender lo que sucede en todo momento es la forma más sencilla de vivir. Sólo necesitas entrenar un poco más y abandonar ese viejo paradigma.
Samuel: Casi nada.
Joan: El todo, diría yo.
Samuel: ¿Crees que es posible vivir siempre en esa lógica? A veces los sucesos te superan.
Joan: Hay situaciones a priori más complejas que otras pero a un nivel básico el proceso mental o espiritual es el mismo.
Samuel: Parece complicado tío…
Joan: Eso es lo que estás deseando escuchar. «Esto es demasiado complicado, no lo sabré hacer así que mejor buscar otra cosa». No te estoy hablando sobre técnicas de meditación post-lectura de un tocho de 500 páginas, te hablo de hacerte cargo de ti mismo y aceptar la verdad absoluta de que nada ni nadie puede herirte salvo tú mismo. Puedes elegir ser un barco a merced de la mar, o ser la mar en sí misma. Puedes ser la causa de un efecto o causar todos los efectos de tu vida.
Samuel: ¿Qué tardas en conseguir eso?
Joan: ¿Si te dijera que tardarás 30 años lo intentarías?
Samuel: No lo creo.
Joan: ¿Si te dijera que morirás a los 90 y que te esperan 60 años de aleatoriedad emocional y que no controlas prácticamente nada de tu vida?
Samuel: No mola.
Joan: Vale la pena hacer ese maravilloso camino lleno de crecimiento. Sean 30 años, sean 10, sean 3 vidas.
Samuel: No me queda remedio por lo que parece…
Joan: Pues no. Como dice «Un Curso de Milagros»… «Es un curso obligatorio. Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario.»
Samuel: Y eso significa que…
Joan: Que no te quedan más cojones si quieres salir de este loco mundo.
Samuel: ¿Tienes algún libro para empezar?
Joan: Tengo muchos, pero será mejor que los busques tú mismo, seguro que hay una llamada para ti desde alguna parte. Yo atendí la mía y las fuentes se hicieron presentes y era abundantes. Nunca me ha fallado el poder de mi intención. Simplemente no interfiero y estoy presente.
Samuel: Parece una peli.
Joan: No, una peli es lo que vives ahora. Llámalo mejor «un despertar».
Samuel: Voy a intentarlo.
Joan: Una vez empieces no hay vuelta atrás. Simplemente no será una opción. Que te lo pases bien amigo.
Samuel: ¿Estarás ahí si te necesito algún día?
Joan: Nunca estás sólo. No hay nada que temer en verdad.
Samuel: Gracias Joan.