Una de las conversaciones con clientes que guardo con mejor cariño. Una historia que, además, terminó muy bien. Espero que os sirva de aliciente.
—Joan, este proceso me da miedo.
—¿Te da miedo el proceso o las consecuencias del proceso?
—Temo que las cosas cambien.
—Lo desconocido da miedo. Pero lo desconocido puede ser mejor… y necesario también.
—¿Cómo sé que va a ser mejor?
—No lo sabemos.
—¿Entonces?
—Eso no importa ahora.
—¿Por qué?
—Porque lo que importa ahora es poner a prueba lo que debe ser y lo que no debe ser. Digamos que vamos a pasar por el filtro de la VERDAD todo lo que tienes montado en tu vida.
—Dios mío…
—Sí. Acojona, pero acojona porque es grande, importante, crucial. No se trata de si va a ir a mejor, se trata de que AHORA no va bien. Y eso no puede quedar así. El paciente se nos muere y hay que hacer primeros auxilios aunque le reventemos las costillas.
—No sé si estoy preparada…
—Uno nunca cree estar preparado para viajes así pero la vida empuja sabiendo que responderemos. No me preocupa eso ahora mismo.
—¿Qué te preocupa, Joan?
—A mí nada. ¿Y a ti?
—Me preocupa no ser feliz nunca.
—Haces bien en preocuparte por eso. Te espabilará. Porque, contéstame a esto: ¿Cuánta gente realmente feliz conoces o has conocido en tu vida?
—Muy pocas…una o dos.
—El peligro y la probabilidad es muy real. Vamos. Tenemos mucho que hacer.