Si no puedieras juzgarte, jamás podrías odiarte.
Bastaría con atender los hechos. Los actos. Los errores.
Bastaría con intentar hacer una tarta. Ver que no te ha salido demasiado bien y decir algo como «Bueno, es la primera vez que la hago, es normal que no me salga del todo. La próxima vez intentaré hacerlo mejor» en lugar de algo como «normal que me haya salido mal, es lo que hacen los perdedores como yo: hacerlo todo mal«.
Como ver una película que no te ha convencido y decir «no me ha gustado esta película» en vez de decir «esta película es mala y el director un piernas«.
¿Lo has pillado?