La Tiranía de la Opinión Pública.

Decía Bertrand Russell que «como regla básica, uno debe respetar la opinión pública lo justo para no morirse de hambre y no ir a la cárcel, pero todo lo que pase de ese punto es someterse voluntariamente a una tiranía innecesaria», al tiempo que, con su habitual lucidez, explicaba la actitud de los guardianes y soldados de la normalidad y mediocridad en los siguientes términos:

«La opinión pública siempre es más tiránica
con los que la temen
que con los que se muestran indiferentes a ella»

Podemos coger el concepto y llevarlo a la empresa donde trabajas, junto a la máquina de café. También podemos extrapolarlo al patio de la escuela de primaria de turno o la escalera de tu comunidad. El bar de la plaza sirve así como el pub pijo donde quieres que te vean siempre.

Como sepan que tienes miedo del «qué dirán» estás jodido, van a ir a por ti. A nadie le gusta perder una pelea y a ti te tiemblan las piernas, se te ve a trescientos metros. Eres una invitación formal al «voy a decirle a ese lo que pienso de él, me tiene hasta los huevos». Prepárate.

Lo que puedes intentar es entrenarte para la indiferencia, para perder el miedo. Para que, literal y sinceramente, te importe un carajo la opinión pública. Lo que puedan decir o pensar de ti no tiene importancia mientras vivas la vida bajo tus principios, que además podrán ser cambiables, originales y personales.

Si no temes la tiranía de los «opinadores» ajenos, que por norma suelen ser tremendamente cobardes, evitarás las conocidas situaciones que llevas años soportando, y ya no por miedo o preferencia sino por su falta de necesidad y coherencia.

Serás irrompible de entrada, un frontón que devuelve todas las bolas sin fallo, tan siquiera por acción, pues será por perfecta pasiva. Incansable porque no tendrás que hacer nada salvo ver como los soldados (o haters como se llaman ahora) se baten patéticamente en pseudo-retirada. Para, seguramente, no volver jamás.

Haz caso a Bertrand Russell. No tengas miedo. La tiranía necesita el miedo ajeno para alimentar su poder, por lo tanto si no hay miedo no hay poder. Ni tiranos.

Un día, todo cambiará y no será necesario un texto así, mientras tanto: NO TENGAS MIEDO.

PAZ.

Joan Gallardo.

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Sentir, Pensar, Decir y el Miedo a tu Entorno.

No será la primera vez que alguien se atreve a decir lo que piensa y siente. No será tampoco la primera que después, al ver las reacciones del entorno, se vea obligado o coaccionado a cambiar su forma de pensar y/o sentir. El mal menor suele terminar en un «si lo sé me callo la boca, la próxima vez no diré nada«.

Es como cuando ves que está lloviendo y te empeñas en sacar la mano por la ventana para comprobarlo. Te vas a mojar y lo sabes. Vale, sólo es agua, pero lo sabías antes.

Uno diría que no haría falta volver a sacar la mano al ver la lluvia, pero nunca he conocido a nadie que sólo haya hecho tal cosa una sola vez en la vida.

Me gustaría saber cuántas veces seríamos capaces de aguantar un chaparrón hasta que ya nos diera igual mojarnos o no. En mi caso hace tiempo que no noto la lluvia, porque ya somos uno. Pero comprendo que otras personas teman el constipado que puede provocar mojarse ante la reacción y opinión del personal. Del entorno. Entorno pocas veces elegido, muchas veces mantenido por misteriosas razones. Otras veces recibimos cubetas de entornos que, en principio, no nos importan un carajo. ¿Qué más da lo que piense un tuitero anónimo o una silueta de facebook? Si me apuras, ¿qué más da lo que piense un colega o tu madre sobre tu libertad?

Uno no puede redimirse nunca de lo que no peca. No tengo pecado ni delito en cómo siento o pienso, diría que tampoco si lo digo. Siempre que no pisotee a nadie más. Mi madre alucina conmigo a mis 33 años, no pasa nada, más allá de lo que piense o yo pueda decir tenemos amor y respeto.

No es que me de igual, es que he visto que al final, no importa tanto.

Si tienes que decir algo importante, el delito es callar por miedo. Mucho mejor será abrir los labios hasta desgarrártelos como dijo Blas de Otero y después asumir la factura sin fractura de espíritu. Hay multas que se pagan con mucho gusto.

Sólo es agua.

PAZ.

Joan Gallardo.

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«Lo Que Piensan de Mí y la Auto-Censura» – Pensamiento #146.

Lo que piensan de ti.

Tengo la impresión de que eso ocupa demasiado espacio en las mentes y preocupaciones de demasiada gente. Y cuando encontramos lo contrario solemos soltar un vehemente «es que a ese le da todo igual, pasa de todo«.

¡Y cuánta envidia hay en esa frase!

Una vez te deshaces de el deseo de gustar a todo el mundo o a la mayoría tu sistema de pensamiento parece trascender. Piensas que está bien que te plazca una opinión buena sobre ti pero en ningún modo una opinión negativa o un comentario desalentador hacia tu persona o hacia tu trabajo provoca el más mínimo resquemor.

Al mismo tiempo evitas colocarte en el otro lado y tu empatía y asertividad a la hora de opinar de alguien o de su trabajo se vuelven majestuosamente precisas en el uso del lenguaje y semántica.

No hieres aunque opines porque olvidas el valor de tu opinión y del hecho de tener razón en tus valoraciones, porque sabes en lo más profundo de tu ser que no son verdad, en todo caso una mera subjetividad anodina. Una especie de propia realidad a medias, que pende a su vez del fino hilo del sentimiento del momento, y por lo tanto puede cambiar con el tiempo o situación, y seguramente así será.

Es entonces cuando ves la verdadera importancia de la opinión que los demás puedan tener de ti o de lo que haces, porque en plena mística humildad, sabes que tu misma opinión no tiene ninguna importancia. O, al menos, no debería tenerla.

Vive como quieras, habla sobre lo que quieras, haz lo que quieras y piensa lo que quieras. Pero que nunca esté deformado por las posibles opiniones y juicios de los demás.

Sé el primer eslabón de la cadena en romperse.

Hay pocas cosas más tristes que la censura auto-impuesta por el miedo al «qué dirán de mí».

DESPIERTA. PAZ.

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«Decide por Mí» – Pensamiento #138.

El miedo a equivocarse nos empuja frecuentemente a buscar aciertos ajenos. Queremos que la gente nos diga lo que hay que hacer.

Después es mucho más sencillo culpar a otros de nuestras desgracias pero la única realidad es que los errores que no eliges no son tuyos, así como las victorias que te chivaron tampoco te pertenecen.

Lo único con lo que siempre puedes contar (y aprender) es con la propia iniciativa.

Equivocarse habiendo asumido la responsabilidad es mucho mejor que acertar habiendo delegado la decisión.

PAZ.

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«Roto o Pútrido» – Pensamientos #136

El miedo a hacerse daño es la máxima absurdidad y contradicción posible.

Intentar no hacerse daño significa NO movimiento, no riesgo, no exposición, no aventura, no emoción y no nada.

No vida.

Yo prefiero romperme en mil pedazos antes que pudrirme.

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«Miedo a la Vida», Pensamientos Para el Cambio #128.

Temes terminar una relación. Temes que te abandonen. Temes empezar una relación. Temes conocer a alguien especial. Temes al miedo y al dolor.

¿No temes vivir así?

¿No temes no vivir en absoluto?

Échale agallas de una maldita vez.

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Pensamientos Para el Cambio #125: Rupturas.

Siempre que tuve que terminar una relación pasé demasiado tiempo pensando en «la otra persona». Hasta que me di cuenta de que esa «otra persona» no existía en realidad. Ese concepto pertenece al «ser» adicional que se forma de cara a la sociedad cuando dos personas deciden unirse.

En una relación existen 3 entes: 2 seres humanos y el monstruo llamado «pareja» que vive sujeto por los estándares y opinión de la sociedad.

El qué dirán, los años juntos, los hijos, las familias y toda la retahíla de sub-productos del miedo que la sociedad dicta son, sin duda, la primera cárcel de la libertad de las personas.

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Pensamientos Para el Cambio #124: Miedo, Infelicidad y la Carcoma.

Cuando sientas un vacío en tu interior que sólo parece llenarse con infelicidad no busques soluciones ni entretenimientos. Sincérate y encuentra el miedo que carcome tu luz.

La luz que irradia el amor con el que llegaste a este plano de la existencia. Tú, un milagro único e irrepetible, debes convertirte en un ser liberado del miedo. Afina tu búsqueda, está dentro.

Despierta.

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Pensamientos Para El Cambio #109: Esos Que Te Odian.

Nunca te tomes a pecho el odio que puedan tenerte. En el fondo no te odian a ti sinó a ellos mismos.

Y más aún cuando no te conocen.

El odio siempre va unido al miedo. Y la única forma que tiene alguien de ejercer ese miedo es odiando.

Nunca contraataques. Perdónalos en silencio. Un día serás el maestro que reparará, sin hacer nada, esa locura.

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Pensamientos Para El Cambio #82: Un Miedo Vivido es un Miedo Menos.

Si perdí el miedo fue porque lo experimenté. No formulé teorías sobre el fango, sólo me hundí hasta los testículos en él. Tras el primer shock aprendía que a cada miedo superado renacía en una mejor versión de mí mismo. Un miedo vivido era un miedo menos, y un miedo menos era un auto-conocimiento mayor. Nunca me sentí un kamikaze, pero así me llamaron los que me observaban. Los mismos que se levantan cada mañana en su propia parálisis reproduciendo un idéntico día tras otro. Siempre idéntico al anterior.

Vive sin miedo, porque no hay nada de lo que huir ni esconderse. Libérate.

Pensamientos Para El Cambio #79: El Qué Dirán.

Si quieres hacer algo no necesitas que nadie te dé permiso para hacerlo. Es más, te aseguro que hay muchas personas escondidas tras el «miedo a lo que dirán» esperando a que alguien muestre que se puede hacer. A que alguien se atreva a dar el primer paso y exclame un gran «aquí y ahora, porque así lo deseo».

Esa prisión se rompe con el ejemplo. Vía inspiración. Una inspiración que puede venir de cualquier persona. Alguien como tú. 

Ya es hora que señales hacia ti mismo por una vez y tomes el mando. Tu vida, la de verdad, puede empezar aquí y ahora. Estás a un pensamiento de distancia, como dijo aquél genio. Quizás cambies la de otros que ahora se encuentran en el mismo punto que tú.

 

Pensamientos Para el Cambio #77: Statu Quo.

¿Qué te quedaría si dejaras de ser quién eres ahora dentro de la sociedad? Me refiero a si dejaras de ser tu trabajo, si dejaras de ser tu reputación, si dejaras de ser el marido de, el padre de o el amigo de. Si tu identidad social pudiera borrarse, ¿quién serías? ¿qué querrías hacer? ¿te gustaría? ¿te da miedo?

Llevamos tantas capas puestas de «sociedad» (o «suciedad«, que se parecen sospechosamente) que cuesta mucho llegar a nuestro Yo verdadero. Uno ya no sabe ni lo que le gusta ni lo que le deja de gustar en verdad. Pero sabemos muy bien que es lo que se supone que nos debe gustar, lo que debemos odiar y en qué bando nos debemos posicionar.

Los soldados de lo «normal» trabajan gratis, a diario y de una forma muy contundente. Intenta salirte del camino y ese ejército de calle y escalera de vecinos te corregirá al momento.

Cuidado, que te llegues a conocer es el mayor desafío a ese statu quo. Que te atrevas a sentir, pensar y decir lo que quieras es tu arma que más temen. Por el bien de lo «normal«, por el bien de la «SO/UCIEDAD«.

Pensamientos Para El Cambio #76: Mentiras.

Muchas vidas son creadas en torno a la mentira. Enamoramos como actores, hablamos como locutores, escribimos como semipoetas, andamos como modelos y vestimos como maniquíes. Arrastrados por las olas de «lo que debe funcionar mejor» en el mar de «lo que se supone que debes ser«. Un día nos cansamos de actuar y llega el turno de vivir. En ese momento descubrimos que el papel interpretado es tan monstruosamente gigantesco que pensamos que quizás es mejor dejarlo todo como está. En ese instante estamos más cerca del final que nunca, pero ni nos damos cuenta de que la muerte ya nos dio caza mucho tiempo atrás, justo cuando la cobardía y la mentira se unieron.

Deja de mentir. Deja de mentirte. Empieza a vivir.

Pensamientos Para El Cambio #66: Lo Que Odias.

Lo que odias y el espacio que otorgas al odio sólo señala en tu contra. Cuando hablas mal de otros sólo hablas sobre ti mismo. Tu exterior e inferior posición queda clara y descubierta gracias a tu ego, envidia y miedo.

Pero bueno, para que veas que yo también odio algo te enseño mi lista:

1- Las alcaparras.

Fin de la lista.

Pensamientos Para El Cambio #65: Lo Que Piensan de Ti.

Deja de preocuparte por lo que los demás piensan de ti. Cuando abandones ese lugar descubrirás lo falsamente seguro que te sentías en esa «normalidad«. Lo que llaman ser normal es en verdad ser uno más… como los demás. Y esos «demás» quieren sentir como tiene sentido ser como son. Cualquier persona que vaya por libre significa una amenaza para su sistema de pensamiento social y debe ser acusada, juzgada y corregida en pos de ese status quo.

Y yo te pregunto: ¿Quién puede juzgarte en verdad? ¿Ellos? ¿La sociedad? Tan siquiera deberías juzgarte. Tus esfuerzos deben ir encaminados a la libertad. Nada más… importa.

Tu espíritu es y siempre fue libre, sólo debes abrir la celda que tú mismo aguantas cerrada.

Pensamientos Para el Cambio #61: Empezar de Nuevo.

Cuando la vida te resulta extraña y nada cuadra es el momento de atender con el mentón alto la llamada. Aceptar los mensajes, entenderlos, descifrarlos y actuar. A veces te das cuenta de que poco de lo que tienes te sirve para el resto del viaje. Otras descubres que nada a lo que te aferras tiene algún valor. Ahí es cuando se descubren los seres libres. Los libres dejan ir y empiezan de nuevo. Los esclavos, es decir los miedosos, se dedican a cargar con todo hasta el final. En pura heroica victimista y lamentable. ¿Y tú?

Pensamientos Para El Cambio #52: Equivocarse.

Está prohibido temer equivocarse. Hasta equivocarse tiene pena. Pero temer equivocarse es perder la libertad y la capacidad de una sola vez. Tus limitaciones empiezan en tu mente, pasan por el pensamiento y terminan en actos. Si cambias tu mentalidad cambiarás lo que acontece a la vista. Cambiarás la realidad. Bloquearás el miedo. Serás libre.

Pensamientos Para EL CAMBIO #20: Despertar.

Los despertares suelen ser duros. Duelen. Aunque sea sólo al principio, pero duelen. Sin embargo estás tan acostumbrado a huir del dolor que ese primer shock te empuja hacia tu anterior forma de ser. Ya es tan familiar la palabra «Anestesia» que la asocias con algo bueno. Tan bueno que vives ciertamente anestesiado. Anestesiado y adormecido pasas los días hasta que el despertar es inevitable y obligado. Entonces la morfina ya no penetra en tu espíritu y éste se rebela contra el ego espetando un sereno «ya basta, ahora es el momento«. Cuando sientes el primer picotazo punzante de la verdad, es justo el momento de aferrarte con todas tus fuerzas. Sólo exprimiendo el primigenio dolor de la verdad aparece el jugo de la esencia dormida. No tengas miedo.

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