¿Has invertido nunca un año de tu vida en mejorar tu autoconfianza?
¿Y medio año? ¿Tres meses? ¿Un mes entero?
La mayoría, ni diez días seguidos.
La palabra «invertir» viene del latín «invertere«, que significa algo como «verter hacia dentro».
Déjame preguntarte: ¿Qué has estado vertiendo dentro de ti hasta ahora?
¿Cosas buenas? ¿Cosas malas?
¿No lo sabes? Mira dentro pues. ¿Qué ves? ¿Qué hay ahí?
Ahora, una pregunta más importante:
¿Qué te gustaría ver dentro de ti?
Y, ahora, la más importante:
¿Qué vas a verter dentro de ti?
Elige una cosa. Una que valga mucho la pena. La autoconfianza, ya que hablamos sobre ello, siempre merece la pena. No hay muchos tesoros mayores en la vida.
Establece un tiempo para dedicarte a ella. Tres meses estará bien para empezar. Seguro que ya es mucho más de lo que le has dedicado hasta ahora.
Al finalizar ese plazo, evalúa. No podré creerme que no hayas avanzado.
¿Y después de ese plazo?
Pues… ya sabes: a por más.
FUERZA Y PAZ.
Y AUTOCONFIANZA.