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Casi nadie entiende la verdadera importancia del perdón.

Uno no entiende lo importante que es el perdón hasta que lo perdona todo.

Hasta que ve volar ese peso con el que ni sabía que cargaba.

Nos acostumbramos al rencor y pensamos que no nos está haciendo daño. Nada más lejos de la realidad.

El rencor estrangula el alma. La asfixia.

Llevo más de una década ayudando a la gente a perdonar, y nunca he visto a nadie arrepentirse de haber perdonado.

¿Qué esperamos? ¿A que nos pidan perdón? ¿A que el otro se merezca que le perdonemos?
No funciona así. Si el otro pidiese perdón y se lo mereciese, lo perdonaríamos de inmediato, sin costosidad, y esta reflexión no tendría sentido.

Perdona aunque no te pidan perdón. Aunque no se lo merezcan.
Y libérate de una vez de todo rencor y resentimiento.

42/1000

FUERZA Y PAZ.


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Publicado enEl Blog de Joan.

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