Buenos días tribu.
Hoy, llevamos días hablando de dos temas principalmente en redes sociales que me tienen pasmado.
Dos temas totalmente anodinos y sin importancia real pero que se están estirando en el tiempo de una forma alucinante. No comprendo como estas cosas duran tanto y cómo tanta gente se pilla los cabreos del año por cómo opina la gente.
Explicaré un precioso cuento para que os podáis ubicar entre tanto complejo y portavoces censuradores de ese esquizoide mundo que es Twitter y las redes sociales en general.
Veremos que, mientras que no hagamos las cosas para dar por saco a nadie, podemos atrevernos a opinar sinceramente porque, básicamente, siempre habrá alguien dispuesto a darnos un collejón o un abrazo indistintamente.
Nos vemos mañana, seguro. PAZ.