Hola querida tribu.
Hoy os cuento un caso real que me transmitieron esta semana. De la típica (sí, típica) situación donde la persona herida, la supuesta víctima, termina convirtiéndose en verdugo por no ser capaz de perdonar.
Consigue que el primer verdugo pase a ser la nueva víctima y, entre ambos, permiten que el ego reine sobre ambos.
¿Puede ser más catastrófico?
Veamos la situación al detalle, casi con crudeza. A veces es lo mejor.