Hola querida tribu.
Seguimos hablando del perdón. Os ha provocado un gran interés, y no me extraña. La libertad de no odiar a nadie y no tener cuentas con nadie es algo inenarrable para el beneficio del alma.
Hoy es el momento de hablar sobre esa sensación que nos queda cuando pedimos perdón por el daño provocado, nos perdonan y seguimos sintiéndonos mal.
¿Qué ha pasado aquí? ¿No me tenía que sentir bien ya?