CONTEXTO
-Cliente usa la sesión para expresar una insatisfacción con la configuración actual de su vida.
-Intentamos descubrir qué la provoca y qué cambios podría hacer para cambiar la situación.
DIÁLOGO
—Joan, estoy muy frustrado.
—Ya te veo. ¿Qué hay tras esa frustración?
—No sé. Que no me gusta la vida que llevo ahora.
—Algo te gustará, ¿no?
—Pues no lo sé Joan.
—Piensa un poco. ¿Algo de lo que tienes ahora mismo en tu vida te parece bueno o que está bien así como está?
Mi cliente se lo piensa un poco. Mira al techo como esperando que la respuesta aparezca ahí escrita. Al cabo de unos minutos (sí, minutos) y sin mirarme responde al fin a la pregunta.
—Bueno, tengo salud. Tengo a mi novia, que es un cielo. Mis padres están bien. Tengo algunos hobbys también.
—Eso está muy bien. ¿Dedicas tiempo a esos hobbys?
—No mucho.
—Eso suena a “nada”.
—Es verdad. No dedico nada de tiempo a mis hobbys.
—Tenemos algo al menos. Una buena pareja, salud, buena relación con la familia y hobbys.
—Sí, eso me hace sentir hasta peor.
—¿El qué?
—Estar así teniendo esas cosas buenas.
—No te censures. Lo que es es lo que es. Ya llegaremos ahí. Ahora dime, ¿qué de lo que tienes ahora mismo en tu vida no es bueno o no está bien como está?
—El trabajo. El dinero. Los amigos.
—Son 3 obstáculos de los gordos, sí.
—Lo sé, los tratas en tu libro como 3 de los grandes obstáculos hacia la felicidad.
—Sí. ¿Qué pasa ahí?
—No me gusta mi trabajo. Quiero ganar más dinero. Quiero ver más a mis amigos.
En este momento saco 3 folios de debajo de mi escritorio. Uno para cada obstáculo. En un folio escribo en grande “DINERO”, en el otro “TRABAJO” y en el otro “AMIGOS”. Cojo el del dinero y un boli y me lo quedo mirando como esperando que me diga qué apuntar.
—No te sigo Joan.
—Estoy esperando a que me digas qué podemos hacer para mejorar tu situación económica.
—Ganar más dinero.
—¿Cuánto más?
—No sé.
—Pues estamos jodidos.
—Ay no sé, Joan. 300 euros más al mes.
—¿Seguro?
—Sí. Con eso notaría una diferencia que me llevaría a una especie de satisfacción.
—Bien. ¿Puedes ahorrar 150 euros al mes?
—Sí. Creo que sí.
—¿Y ganar 150 euros más?
—Hace tiempo que mi jefe me pide que haga horas extras a 15 euros la hora.
—Eso está muy bien, solo tendrías que hacer 10 horas más al mes.
—Sí, y él estaría contento.
—Bien. Pues ya tienes un plan que eliminará el problema del dinero, por ahora.
—Sí.
—Pero ahora dime… ¿eso te quitaría esa cara que llevas encima de los hombros?
—Pues no creo. Del todo al menos no.
—¿Por qué? ¿Tu trabajo no te gustaría más si no tuvieses problemas de dinero?¿No sería soportable cuanto menos?
—Quizá sí. Pero no me veo ahí toda la vida.
—Comprendo.
En ese momento, le entrego el folio del dinero con los puntos claves que hemos comentado y le pido que lo guarde. Justo después, saco el folio del trabajo.
—¿Qué podemos hacer con tu trabajo?
—Mandarlo a la mierda.
—No puedes. Eso agravaría el problema del dinero. Te taparías la cabeza pero te destaparías los pies. Y ya sabes que el frío sube por los pies. Luego llegan los constipados.
—¡Es que estoy encadenado a ese trabajo!
—Paparruchas.
—¿Qué hago pues?
—Espera que te escribo la receta en el folio: “Buscar trabajo y presentarme al menos a dos entrevistas al mes hasta que encuentre una opción mejor que la que tengo”.
—Hace mucho que no hago una entrevista ni entrego un currículum…
—¿Y qué?
—No sé si se me dará bien.
—La práctica hace la habilidad. Ya aprenderás ya cuando lleves 6 o 7 entrevistas.
—Supongo…
—¿Lo harás? No me hagas perder el tiempo. Si lo único que quieres es quejarte de tu situación lo mejor será que busques a algún colega con quien hacer eso. Si me lo cuentas a mí es para buscar soluciones. Acción. Agallas. Cambios. Riesgo. Incomodidad.
—De acuerdo. Lo haré.
—¿Lo prometes?
—Sí.
—Mira tío, lo que de verdad angustia es pensar que no tenemos opciones. Que lo que hoy tienes aquí y no te gusta será así para siempre o para muchos años.
—Completamente cierto.
—Pues te acabo de demostrar que eso puede cambiar. Pero tienes que hacer que suceda. Provocar que sea probable que el cambio llegue.
—Agitar el avispero, como dices tú siempre.
—Exacto.
—Lo haré Joan. Prometido.
Le entrego el folio del trabajo y pasamos al folio de los amigos.
—¿Qué sucede con tus amigos?
—Que no los veo apenas.
—¿Por qué?
—Porque no coincidimos.
—Esa frase es un eufemismo.
—Vale, porque no los llamo para quedar y ellos tampoco a mí.
—Pues llámalos tú.
—¿Por qué yo?
—Porque te tengo a ti delante, no a ellos.
—¿Y si no quieren quedar?
—No lo sabremos si no los llamas.
—Ya, pero… ¿y si no quieren quedar?
—Pues ya no podrás llamarlos amigos.
—Puede pasar… hace tiempo que no cuido mis amistades.
—Podrías empezar por ahí.
—¿Por dónde?
—Por un “hace tiempo que no te llamo, lamento haber descuidado nuestra amistado, lo siento de verdad. Me gustaría verte para tomar un café cuando tú digas”.
—No sé si mi orgullo me dejará hacer eso…
—Uno elige hacerse amigo de su orgullo o hacerse amigo de la felicidad. Si tu elección es esa puedes romper los 3 folios y marcharte ahora mismo porque significará que no puedo ayudarte con lo que me pides.
—No, no. Está bien Joan, lo haré.
El cliente está a punto de llorar mientras dice “he desatendido demasiadas cosas importantes en mi vida que me daban mucho…”.
—¿Algo más Joan?
—Sí, esto te va a llevar un tiempo. Corto o largo no lo sé. Es importante que empieces a hacerte amigo de ti mismo de nuevo. Debes retomar tus hobbys. Urgentemente. No podemos cambiar de trabajo en un día, ganar más dinero en un día ni recuperar a tus amigos en un día pero sí puedes reencontrarte o al menos empezar a hacerlo hoy mismo, pues de todo lo que hemos tratado hoy ESO ES LO ÚNICO QUE DEPENDE ABSOLUTAMENTE DE TI. ¿Me has entendido?
—Tienes toda la razón. Te juro que me pondré ya con mis hobbys. Esta misma tarde.
—Hoy y todos los días. Estrecha el lazo contigo. Al máximo. Cuando llueva fuera, encuentra un refugio en ti.
—“Un refugio en mí…”
—Retén eso.
Mi cliente se seca las lágrimas y me pide un abrazo. Se va con los ojos hinchados pero sonriendo. Ahora ya tiene un mapa. Recorrerlo y dar con los tesoros ya es cosa suya.
Espero que te ayude o que te sirva para ayudar a otros.
FUERZA Y PAZ.
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