Matáis la vida al atarla a creencias y tradiciones, a códigos de moralidad. Para manteneros vivos, vitalizados, siempre cambiantes, siempre crecientes, como árbol que sin cesar echa nuevas hojas, debéis dar a la vida las oportunidades, la nutrición que la fortalezca y haga prosperar. La experiencia es el único medio de que la vida realice su deseo de liberación.
No es posible comprender la Verdad de la vida sin el torcedor, la agonía, el sufrimiento, el continuo trastorno del aliento y desaliento de la vida.
En los antiguos tiempos, especialmente en la india, los deseosos de hallar la Verdad imaginaban que podrían descubrir el camino apartándose del dolorido mundo, de las cosas perecederas, de las ilusorias sombras de la realidad y torturando el cuerpo físico. Pero ahora habéis de afrontar la vida tal cual es, porque sólo podréis vencerla cuando por completa, y no prácticamente, la comprendáis.