Haz solo aquello que te gusta o aquello que te gustará haber hecho.
Llena tu día de esto. Y tus jornadas tendrán sentido.
Pues eso es la esperanza: la confianza en el sentido.
¿Acaso no es bonito saber que el día que acaba ha valido la pena?
¿Acaso no nos dice eso que el siguiente puede ser valioso también?
¿Y por qué no una vida entera?
Y cuando toque doler, que duela con dignidad.
Que cuando pase, puedas mirar atrás y te encuentres llorando pero con la cabeza alta.
«Me ha gustado haber vivido así».
Eso tenemos que poder decir de nosotros llegado el momento.
Si es así, todo habrá tenido sentido.
FUERZA Y PAZ.
Y ESPERANZA.