La triste verdad es que hay personas a las que no deberías acercarte como no te acercarías a una torre de alta tensión. «Peligro de muerte», decía la señal. Esa señal amarilla piramidal con su silueta negra de un hombrecillo ensartado por un rayo.
Pero, claro, eres demasiado bueno como para hacer algo así.
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