No se puede (o no se debe) emprender sin un colchón económico detrás.
Da igual lo buena que sea la idea que tengas para tu negocio, nadie puede atar todo lo que puede salir mal.
Y no hay emprendedor más torpe que aquel que se empieza a quedar sin dinero.
Olvida para siempre los casos-milagro. Aquellos donde un empresario ahogado por las deudas agudiza su ingenio, lanza un nuevo producto y se hace millonario.
Recuerda que casi nadie habla de sus fracasos. Por eso parece que hay más gente ganando que perdiendo aunque sabemos que eso no es así.
Ahorra cuanto puedas antes de emprender.
Te lo agradecerás.
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FUERZA Y PAZ.
Joan Gallardo.