¿Qué hacer cuando fallas?
Asumirlo y tirar p’alante.
¿Qué si no?
La vida es lo suficientemente larga como para contar con las oportunidades suficientes.
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FUERZA Y PAZ.
Todos funcionamos por esperanza.
En un grado u otro.
Nos demos cuenta de ello o no.
Nos guste la idea o no.
Y si no, dime: ¿por qué te levantas cada mañana?
¿Porque tienes facturas que pagar, compromisos y responsabilidades?
¿Y qué? No atiendas todas esas cosas.
¿Qué más da?
Si las atiendes es porque crees que merece la pena hacerlo.
Porque crees que un día todo este esfuerzo tendrá un sentido y merecerá la pena todo el esfuerzo y tiempo invertido.
Si no fuese así, ni tú ni yo ni nadie podríamos con la vida.
Y sería lo más normal del mundo.
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FUERZA Y PAZ.
Pd: Tengo una newsletter semanal que es de lo mejor que hay, modestia aparte. Y es gratis. Suscríbete AQUÍ.
Chesterton vino a decir que no hay temas sin interés de los que hablar sino gente poco interesante hablando.
Es así.
Si lo que me cuentas te apasiona, lo más probable es que me apasione escucharte hablar de ello.
Y si no, fíjate en lo que me dijo ayer una suscriptora de mi canal de YouTube:
«Joan, no soy lectora, apenas leo uno o dos libros al año pero tu último vídeo hablando casi una hora seguida sobre libros me ha encantado, podría pasar horas escuchándote hablar sobre literatura con esa pasión que tienes por la lectura».
Pues eso.
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FUERZA Y PAZ.
Hace tiempo, uno de mis clientes deportistas del más alto nivel, me preguntó:
—¿Cuál crees que es el rasgo más distintivo de un ganador?
Le respondí lo siguiente:
—Su capacidad para pensar hacia delante tras una derrota.
Y es así. Hay deportistas que ganan mucho más de lo que pierden pero nunca generan una mentalidad ganadora.
Los que sí lo hacen, cuando pierden, analizan lo que ha pasado e intentan aprender algo de ello pero… justo después se ponen a pensar ya en la siguiente batalla. Hacen su trabajo y dejan ir el pasado. Miran hacia delante. Hacia la próxima oportunidad. Y la esperan con las ansias del guerrero más impetuoso.
El perdedor se queda atascado en las derrotas.
El ganador, no.
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FUERZA Y PAZ.
Steven Pressfield, en su libro Put your ass where your heart wants to be, escribió lo siguiente:
«1 hora al día son 7 horas a la semana, 30 horas al mes, 365 horas al año. 360 horas son nueve semanas de 40 horas».
Vamos, que una hora al día equivale, a lo largo de un año, a trabajar más de dos meses a jornada completa en algo.
¿Qué podrías hacer si pudieses desbloquear al año 2 meses y una semana de trabajo con jornadas de ocho horas para tus proyectos personales?
Como suelo decir: el uso que hacemos del tiempo es el uso que hacemos de nuestra vida.
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FUERZA Y PAZ.
Pd: sí, esto también es disciplina, como explico en mi nuevo libro «Las 48 reglas de la disciplina«.