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Mes: octubre 2024

Audio-Curso: «Introducción a la FELICIDAD» – Sólo 50€.

Ya puedes conseguir aquí mi único audio-curso sobre la felicidad.

El valor que te ofrezco, la promesa que te hago, es que por sólo 50 euros + I.V.A. tendrás las herramientas, el conocimiento y los ejercicios necesarios para empezar a ser más feliz.

Y será para ti, para siempre. El audio-curso, para que lo puedas escuchar cuando quieras; el libro digital y un cuaderno de ejercicios para que lo puedas imprimir y escribir en él. Te lo descargas todo y recurres a él siempre que lo necesites.

Estás a un sólo clic de empezar, por fin, a cambiar las cosas.

Y tan seguro estoy del valor del audiocurso que te permito escuchar las dos primeras lecciones completamente gratis: DESCARGA AQUÍ.

CONTENIDO DEL CURSO:

  • 10 lecciones en formato audio con 10 aspectos imprescindibles para llegar a ser más feliz.
  • El libro digital del curso (más de 100 páginas) para que, además de escuchar el curso, lo puedas leer.
  • Tendrás las 10 lecciones en 10 archivos separados y también en un único audio de 100 minutos para que lo puedas escuchar durante tus paseos o en el coche.
  • Un libro digital aparte con los ejercicios del curso.

ÍNDICE DE LAS LECCIONES: 

SI YA TE HAS DECIDIDO, HAZTE CON ÉL AHORA MISMO EN EL SIGUIENTE ENLACE, YO PERSONALMENTE TE LO MANDARÉ: 

QUIERO EL AUDIO-CURSO AHORA MISMO.

3 trucos para no estar de mal humor.

P: Hola Joan, llevo una temporada de muy mal humor, como amargado. ¿Puedes darme algunos consejos o trucos para mejorarlo? Las personas a mi alrededor están empezando a enfadarse conmigo por esto… Muchas gracias por todo lo que haces.

R: Hola amigo, gracias por tus palabras.

A ver, de mi chistera salen muchos trucos, pero tienes que ser consciente, en primer lugar, que poner parches a una rueda que ha tenido un reventón no sirve de nada.

Así que el primer consejo o truco que puedo darte es que busques qué es lo que ahora mismo te está avinagrando el carácter. Seguro que hay algo. Y, cuando lo encuentres, ponle remedio o de lo contrario el proceso seguirá su curso y cada vez estarás peor. Los procesos internos con una causa raíz no suelen arreglarse solos. Es más, suelen ir a peor.

El segundo truco (y esto ya es un truco en sí) es que planifiques y hagas cosas que te gusta hacer todos los días. No es necesario que sean supertrascendentales. ¿Te gusta el cine? Mira una peli cada día. ¿Te gusta leer cómics? Léelos a diario. ¿Te gusta hacer ganchillo? Reserva un rato cada día para hacerlo. ¿Te gusta dar paseos lejos de la ciudad? Hazlo una prioridad. Lo que yo he observado es que las personas hacen muchas más cosas que les desagradan que cosas que les agradan. En esa circunstancia, ¿Cómo no sentirse amargado?

El tercer truco es limitarse mucho el consumo tanto de redes como de noticias. Lo tengo claro, ¿quieres ponerte de mala hostia? Mira las noticias o lee los periódicos. ¿Quieres amargarte el día? Date una buena vuelta por Twitter.

Aquí hay dos soluciones para esto:
1- Depurar mucho lo que se lee en redes sociales. Es decir, hacer una buena limpieza y seguir sólo cuentas que te aporten únicamente cosas buenas.
O 2- No consumirlas en absoluto.

Creo que no estamos preparados ni hechos para recibir tantísimos estímulos mentales informativos. Así que lo mejor es aprender a establecer unos auto-límites que nos protejan de la inconsciencia. ¿No controlas las redes? Pues límpialas o quítatelas. ¿No te controlas con el bote de galletas de casa? Tíralas y no compres más.

Ahora ya tienes herramientas.
Que las uses ya depende de ti.

Fuerza y paz.

Pd: he preparado un audiocurso de 100 minutos sobre cómo iniciarse en el camino hacia la felicidad. Puedes adquirirlo a precio de lanzamiento, por sólo 50 euros + IVA, AQUÍ.

3 consejos para empezar de cero.

P: Buenas Joan. Te cuento rápidamente: Noto que me he montado la vida fatal y sólo veo una salida en comenzarla de cero, o casi de cero. Sé que es una cuestión muy amplia y grande pero… ¿tienes alguno de tus sabios consejos por ahí? Muchísimas gracias Joan, para mí eres el mejor. Y ya está.

R: ¡Muchas gracias por tus palabras! Lo hago lo mejor que puedo para ayudaros.

Ya respondiendo a tu pregunta: yo he tenido que comenzar de cero no una sino varias veces en la vida. Así que sí puedo decirte unas cuantas cosas al respecto. De hecho voy a intentar darte 3 consejos efectivos para poder volver a empezar una vida de nuevo con buen pie.

Vamos allá:

1er consejo: Mira si se puede salvar algo de tu anterior vida y llévatelo a la siguiente. Porque mira… ni la persona más torpe del mundo se equivoca todo el tiempo así que seguro que hay algo de la vida que quieres dejar atrás que NO CONVIENE QUE SE QUEDE ATRÁS.

En mi caso, conservé un par de amigos de todos los que tenía. Conservé el hábito de entrenar y el hábito de dar paseos a diario. De lo otro no recuerdo nada más. Cambié, en su momento, de coche, de trabajo, de pareja, de casa, de hobbies, de compañías, de lugares a los que ir y hasta cambié mi forma de vestir. Imagínate. Pero lo bueno de una vida tiene que venir con nosotros a la siguiente, por mucho que deseemos romper con el pasado.

2º consejo: Analiza los errores que te han llevado a esta situación. Al menos si no quieres llevártelos a tu nueva vida, lo cual sería terrible. ¿Qué te ha traído hasta este punto? ¿Las malas compañías? ¿Una mala pareja? ¿Una mala gestión económica? ¿La cobardía? ¿La falta de valores y principios? Piénsalo y descubre al culpable en ti.

Si vas a meter la pata en tu siguiente vida al menos que sean meteduras de pata nuevas, no repetidas.

3er consejo: Diseña cómo quieres que sea tu vida en cuanto a sus mínimos. Aplicando conceptos de márketing piensa en «la vida mínima viable». Vamos, el mínimo de lo que sería una vida que realmente te resultase satisfactoria. Luego, desde ahí ya puedes añadir y soñar lo que quieras.

Tras esto dibuja tus líneas rojas (o principios). Es decir, aquellos escenarios, circunstancias o situaciones por las que no estás dispuesta a pasar bajo ningún concepto. Estas líneas, seguramente, estén basadas en el punto 2, en las cosas que has hecho mal o te han hecho mal en la vida.

Por ejemplo: «No saldré con personas sin empatía» o «Ahorraré siempre al menos el 10% de lo que gane» o «Seré muy selectiva con mis amistades» o «Cuidaré mejor de mis buenos amigos» o «Pediré ayuda siempre que la necesite y ayudaré a los demás».

Y cuando lo tengas, confía en el proceso. En el camino.
Luego, tras un tiempo, analiza, recalibra y reajusta. Y así, hasta que ganes.

Hay muchos más consejos que dar a alguien que quiere re-comenzar su vida de nuevo pero con estos 3 ya da como para atreverse con los primeros pasos.

Te deseo lo mejor. Seguro que tu pregunta ayuda a muchas personas. Gracias.

UN ABRAZO.

**EJERCICIOS RECOMENDADOS.
RESPONDE POR ESCRITO O MENTALMENTE A ESTAS CUESTIONES:

    1. ¿Cuáles son las 3 cosas que haces y que más impacto positivo tienen en tu vida?
    2. ¿Cuáles son las 3 cosas que haces y que más impacto negativo tienen en tu vida?

Fuerza y paz.

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¿Son importantes los hábitos?

P: ¡Buenos días Joan! ¡Espero que mi pregunta sea seleccionada algún día! Voy al grano: ahora parece que todo gira en torno a los hábitos. No paro de ver a gente escribir y hablar sobre ello. A la vista está el tremendo éxito de ventas de «Hábitos Atómicos», de James Clear. Y yo no sé si esto es una moda o si es tan importante como parece. ¿Tú qué piensas sobre este tema? Siempre hablas con mucho sentido común y buscando la verdad, me interesa mucho tu opinión sobre esto.

R: ¡Muchas gracias por tu pregunta! La agradezco porque llevo semanas reflexionando mucho sobre esto y me servirá escribir al respecto.

Pues mira, creo que he leído todos los libros más relevantes sobre este tema. Desde el que mencionas de Clear hasta el famoso «El poder de los hábitos», de Duhigg pasando por otras obras como «High performance habits» o «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva». Y me sabe fatal decir que no he encontrado nada especialmente relevante en ninguno de estos libros. Sé que el de James Clear le ha encantado a la gente pero yo, personalmente, me llevé una decepción con él. Pero vamos, si a ti o a otros les sirve, pues a mí ya me va bien.

La cuestión es que llevo pensando estos últimos tiempos en que yo mismo respeto una serie de hábitos en mi vida. Y son hábitos que, sin duda alguna, repercuten enormemente en la calidad de mi día a día y en mi sensación de vivir bien y, por lo tanto, en mi sensación de felicidad y satisfacción vital. Así que mi primera conclusión es que… sí, los hábitos importan. Y por lo visto mucho.

Pero… he intentado retroceder en el tiempo hasta averiguar cómo se instauraron en mi vida esos hábitos. Y lo he hecho porque quería averiguar sin tenía buenos hábitos porque ya era feliz o si instauré buenos hábitos para ser feliz. Lo cual podría llevarnos a equívocos.

Y me encontré un poco una mezcla de ambas cosas.

Y en el caso contrario he descubierto algo similar. En las épocas más infelices de mi vida no había apenas rastro de buenos hábitos. Ahora bien… ¿Tenía malos hábitos porque era infeliz o fueron los malos hábitos los que me hicieron convertirme en alguien infeliz?

Pues un poco de ambas cosas.

Pero volviendo al momento donde los buenos hábitos empezaron a poblar mi existencia descubrí que casi todos ellos se instalaron en mi vida cuando DECIDÍ ser feliz y vivir una vida plena y bonita.

En el momento que tomé esa determinación surgió también en mí la necesidad de hacer cosas buenas para mí y para mi vida. Y ahí entraron los hábitos.

Me pregunté: «¿Qué me gustaría hacer todos los días de mi vida? ¿Qué cosas, de hacerlas a diario, harían de mi vida algo mejor?».

Y comencé.

Comencé a leer más aún, a escribir, a meditar, a pasear más y a consumir más arte. Y a hacerlo todos los días.

¿El resultado? Una vida que adoro. Que me encanta.

¿Sería mi vida peor sin esos hábitos? SÍ. Sin ninguna duda.

Así que, a la pregunta de si son importantes respondo que sí, muy importantes.

Pero tienen que elegirse con mucha inteligencia, personalidad e intención.

Cualquier hábito que se elija, en mi opinión, debe poder explicarse convincentemente en cada caso particular y debe poseer una capacidad enorme para impactar la vida de la persona en cuestión.

¿Hacer ejercicio? Sí, es genial pero… ¿qué ejercicio? ¿Cualquiera? ¿Uno efectivo o uno que te divierta?

¿Leer? Sí, es muy bonito pero… ¿leer qué? ¿Novela o ensayo? ¿Ambos? ¿Cuánto? ¿Cuándo? ¿Y si te aburre leer o no te gusta?

Espero que ya veas por dónde van los tiros.

Y, para terminar, lo más importante:
Si tomas la determinación de ser feliz te será más fácil descubrir qué hábitos imponer en tu vida. Porque los elegirás pensando: «¿qué hábitos me harán aún más feliz?».

Fuerza y paz.

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Nunca es tarde.

«Tengo 34 años, ya debería haber encontrado mi lugar en el mundo».

Jose me contrató para ayudarle a pensar mejor. Simplemente. Me dijo: «Estoy hecho un lío, me siento muy cansado y no pienso con claridad». Pero había algo más. Algo que se lo estaba comiendo vivo por dentro: Jose pensaba que ya llegaba tarde a la vida. Que, a sus 34 años, ya debería estar asentado tanto sentimental como profesionalmente.

—Joan, con 34 años para 35 ya debería haber encontrado mi lugar en el mundo.
—¿Quién dice eso?
—Pues…
—¿Tu padre?
—Mi madre.
—Me lo olía —le contesté.

Es muy común ver cómo generaciones pasadas, que vivieron en un mundo que hoy ya no existe, les explican a las nuevas generaciones cómo funciona el mundo.

—Eran otros tiempos, Jose. Otro mundo.
—Pero… ¿tan distinto era?
—Sí. Por ejemplo y para que te hagas una idea. Antes, en los ochenta y los noventa, los jóvenes se podían costear más fácilmente una casa o un alquiler. Se iban mucho antes de casa, recién superada la veintena. Eso les permitía comenzar antes una vida de adulto con plena responsabilidad de su vida y, normalmente y como dice tu madre, a los 34 ya tenían la vida prácticamente asentada en cuanto a trabajo, finanzas, vivienda, pareja e hijos. Ahora los jóvenes se emancipan a los 30 años de media. Una locura. Es normal que sientas que llegas tarde a la vida porque… realmente es tarde, pero no quiere decir que sea «demasiado» tarde.
—Si yo eso lo sé, Joan, y se lo digo a mi madre pero cuando lo hago me dice: «Excusas».
—Bueno, tu madre es tu madre y te querrá con locura pero no es perfecta. No tiene la razón sólo porque te quiere. En este caso, no tiene razón —le respondí.
—Ya… pero me afecta.
—¿Te afecta que te digan algo que no es cierto?
—Me afecta sentirme fracasado.
—¿Por qué te sientes así?
—Porque aún no sé lo que quiero hacer con mi vida definitivamente.
—Yo tampoco lo sé y no me siento un fracasado.

A Jose, en un milisegundo, se le salieron los ojos de sus órbitas.

—¿¿¿Cómo???
—Que yo aún no sé cómo configuraré mi vida definitivamente. No sé dónde viviré dentro de 10 años y, por ejemplo, no sé a qué dedicaré mi tiempo. No sé si haré sólo mentorías, o si sólo escribiré, o si pintaré cuadros o si haré cualquier otra cosa.
—Pensaba que lo tenías claro, Joan.
—Oh no, no tengo ni idea de lo que haré cuando tenga 50 años. Pueden pasar muchas cosas que no puedo imaginar. Igual a los 50 estoy escribiendo cuentos infantiles desde Islandia, ja, ja, ja.
—¿Y no te agobia eso?
—Para nada, intento ser feliz en cada etapa que va saliendo en mi vida e intento estar atento por si dejo de serlo y hay que cambiar algo. Ya está.
—¿Así vives tú?
—Sí. Doy todo lo que tengo, hago las cosas bien e intento ser feliz. Punto. ¿Lo haces tú?
—¿El qué?
—Darlo todo, hacer las cosas bien e intentar ser feliz.
—Menos lo último… sí.
—Jose, ¿qué puedes hacer para ser un poco más feliz?
—No escuchar a mi madre.
—Ja, ja, ja. No es eso exactamente pero vale, ¿algo más?
—Sí… no meterme tanta presión… y ser más amable conmigo mismo.
—Eso ya me suena mucho mejor… y recuerda: es mejor llegar tarde que nunca llegar.
—De acuerdo, Joan. Muchísimas gracias…

Jose me llamó al cabo de unas semanas. Me contó que se encontraba  mucho más relajado y que había dormido como nunca desde nuestra última sesión. Me dijo que iba a intentar encontrar su lugar en el mundo pero siempre intentando ser feliz durante el proceso. Con paciencia. Estando siempre dispuesto a cambiar y empezar de cero cuando fuese necesario.

Porque el camino puede ser tan satisfactorio como el destino. No lo olvides.

Fuerza y paz.

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Salir de la zona de confort. ¿Sí o no?

P: Quiero preguntarte por todo el tema de «la zona de confort». A mí me gusta mucho mi rutina y mi día a día y de tanto oír hablar de la zona de confort ya me siento hasta mal por vivir así. ¿Puedes arrojarme un poco de luz al respecto?

R: Entiendo las dudas, la confusión e incluso que te contraríes con este tema. No se para de decir que hay que salir sí o sí de la zona de confort, así pues, cualquiera que tenga una rutina y que no atienda esta sugerencia o consejo sentirá que se está perdiendo algo. Y yo creo que no es así.


En primer lugar, creo que todos, en el fondo, aspiramos a una bonita zona de confort. Es decir: a configurarnos la vida tal y como deseamos. Una vida sencilla, apacible, tranquila y ciertamente cómoda. Por ejemplo, mi zona de confort está en una cabañita en el quinto moño, rodeado de naturaleza, libros y un ordenador desde donde escribir libros. Fin. Ahí, cuando llegue ese momento, que otro se quede con mis aventuras fuera de la zona de confort. Pero… pero… pero… lo más probable es que para llegar a esa vida ideal tenga que salir muchas veces de mi zona de confort. Como he hecho innumerables veces en mi vida.

Por ejemplo, salí de mi zona de confort cuando publiqué mi libro «Nunca renuncies a ser feliz», pues tuve que meterme en la dinámica de trabajo en equipo con la editorial, cosa que me provoca una gran incomodidad.

Otro ejemplo más rutinario, salgo de mi zona de confort cada vez que intento un escrito que aún no domino o que es nuevo para mí. Porque yo ya sé lo que soy capaz de escribir pero no lo que aún no soy capaz de escribir. Y, joder, quiero descubrirlo.

Uno más, salgo de mi zona de confort cada vez que hago un vídeo para mi canal de YouTube. Porque no tengo mucho rato para grabar a diario y no puedo permitirme fallar. Así queme someto a esa presión cada día.

Pero… ¿Cómo saber cuándo toca salir de la zona de confort?
En los párrafos anteriores está la clave:

ES NECESARIO SALIR DE LA ZONA DE CONFORT SIEMPRE QUE PODAMOS SACAR UN BENEFICIO GRANDE E IMPORTANTE PARA NUESTRA VIDA.

Por eso no le veo mucha necesidad a eso de salir de la zona de confort cuando tienes una vida que te llena al 100% y libre de sobresaltos.

Otra cosa es que, en momentos puntuales, incluso la vida más cómoda puede torcerse un poco. Una discusión con tu pareja, un hijo con problemas en el cole, una mala racha económica, el euríbor que sube hasta el ático, una pierna rota, un compañero de trabajo tocapelotas, una madre acaparadora o un padre que sigue juzgándote. En todos estos casos, para dar solución al problema o para al menos mitigarlo, tendremos que llevar a cabo medidas a las que estamos poco acostumbrados. Ahí, saldremos de la zona de confort. Y bien que haremos. Porque no hacerlo supondría darle la espalda al problema, y cuando le das la espalda a un problema este te parte una silla en el cogote.

En resumen: Para mí, en la zona de confort se está de coña y sólo merece la pena salir cuando la situación (un problema) nos obliga a ello o cuando podemos sacar un beneficio muy grande al hacerlo.

EJERCICIO:
Responde a estas preguntas y actúa en consecuencia:

    1. ¿Hay ahora alguna situación en la que te convendría realmente salir de tu zona de confort?
    2. ¿Qué podrías ganar si salieses de tu zona de confort?
    3. ¿Y qué podrías perder?
    4. Entonces, ¿te vale la pena salir de tu zona de confort o no?
    5. ¿Y qué piensas hacer? ¿Y cuándo?

Espero que te haya gustado, servido y ayudado.
Compártelo con quien consideres.

Fuerza y paz.

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Breve historia de un rechazo.

Joven me contacta. Lo llamaremos Jaimito. Lleva un año en un nuevo puesto de trabajo. En unas oficinas como informático. Me dice que está enamoradísimo de una de las chicas de recepción. Hasta el día que habla conmigo sólo han hablado para decirse «holaquétal». Ella está soltera.

—¿Qué hago? —pregunta Jaimito.
—Pues invítala a tomar un café o algo, hombre —le contesto.

Jaimito le hecha dos bemoles y lo hace. Premio. Le dice que sí. Quedan para ir a tomar unas birras en lugar de café. Han quedado para el siguiente viernes. Esto se pone serio. Parece que le gusta.

—¿Y de qué le hablo? ¿Cómo me muestro?
—Sé tú mismo. No escondas nada de ti. Sé sincero y honesto. Vístete como te gusta, habla como es natural en ti, gesticula como sueles hacer, etc. Ya sabes.

El sábado a las nueva de la mañana, mi cliente me llama.

—¿Cómo fue? —le pregunto.
—No le he gustado, Joan. Y yo que pensaba que sí. Pues mira… fuimos a tomar un par de cañas. Todo bien, con risas y sin parar de hablar. Nos despedimos. Yo me fui flotando hasta casa pero nada más entrar veo un mensaje suyo.
—¿Y qué ponía?
—»No me caes mal pero creo que somos incompatibles. Gracias por las cañas. Te deseo mucha suerte».

Mi cliente, muy afectado una pila de días, ahora empieza a entender que lo que ha sucedido no es malo. Es bueno, sobre todo porque es necesario. Me explico:

  1. Ahora él puede pasar página. Se ha lanzado, se ha mostrado tal y como es y lo han rechazado. No ha engañado a nadie. Tampoco a él mismo. Cierra este capítulo.
  2. La otra chica ha podido conocer a Jaimito tal y como es y no le ha gustado. Ya no perderán más el tiempo con su breve historia.
  3. Jaimito ahora tiene una nueva oportunidad para encontrar a su persona ideal y la recepcionista también.

Pues para esto sirve mostrarse tal y como uno es: PARA QUE LAS COSAS SE ORDENEN COMO ES DEBIDO.

PARA QUE CADA UNO ACABE EN SU LUGAR NATURAL.

PARA QUE CADA UNO ACABE ACOMPAÑADO DE LAS PERSONAS PRECISAS.

PARA NO PERDER MÁS TIEMPO DETRÁS DE PERSONAS A LAS QUE, EN EL FONDO, NO GUSTAMOS.

Y PARA QUE ESTAS PERSONAS PUEDAN LIBERARSE DE NOSOTROS CUANTO ANTES.

Así que: la próxima vez que te dé miedo mostrarte tal y como eres piensa en la injusticia y el daño que te estás haciendo. A ti y a las demás personas.

Piensa que estás interfiriendo en la natural ordenación de las cosas.
Y también de las personas.

Mostrarse de forma honesta es, de hecho, UNA CUESTIÓN MORAL.

Piénsalo.

Un abrazo.

FUERZA Y PAZ.

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Insatisfacción – Dinero – Trabajo – Amigos

CONTEXTO

-Cliente usa la sesión para expresar una insatisfacción con la configuración actual de su vida.
-Intentamos descubrir qué la provoca y qué cambios podría hacer para cambiar la situación.

DIÁLOGO

—Joan, estoy muy frustrado.
—Ya te veo. ¿Qué hay tras esa frustración?
—No sé. Que no me gusta la vida que llevo ahora.
—Algo te gustará, ¿no?
—Pues no lo sé Joan.
—Piensa un poco. ¿Algo de lo que tienes ahora mismo en tu vida te parece bueno o que está bien así como está?

Mi cliente se lo piensa un poco. Mira al techo como esperando que la respuesta aparezca ahí escrita. Al cabo de unos minutos (sí, minutos) y sin mirarme responde al fin a la pregunta.

—Bueno, tengo salud. Tengo a mi novia, que es un cielo. Mis padres están bien. Tengo algunos hobbys también.
—Eso está muy bien. ¿Dedicas tiempo a esos hobbys?
—No mucho.
—Eso suena a “nada”.
—Es verdad. No dedico nada de tiempo a mis hobbys.
—Tenemos algo al menos. Una buena pareja, salud, buena relación con la familia y hobbys.
—Sí, eso me hace sentir hasta peor.
—¿El qué?
—Estar así teniendo esas cosas buenas.
—No te censures. Lo que es es lo que es. Ya llegaremos ahí. Ahora dime, ¿qué de lo que tienes ahora mismo en tu vida no es bueno o no está bien como está?
—El trabajo. El dinero. Los amigos.
—Son 3 obstáculos de los gordos, sí.
—Lo sé, los tratas en tu libro como 3 de los grandes obstáculos hacia la felicidad.
—Sí. ¿Qué pasa ahí?
—No me gusta mi trabajo. Quiero ganar más dinero. Quiero ver más a mis amigos.

En este momento saco 3 folios de debajo de mi escritorio. Uno para cada obstáculo. En un folio escribo en grande “DINERO”, en el otro “TRABAJO” y en el otro “AMIGOS”. Cojo el del dinero y un boli y me lo quedo mirando como esperando que me diga qué apuntar.

—No te sigo Joan.
—Estoy esperando a que me digas qué podemos hacer para mejorar tu situación económica.
—Ganar más dinero.
—¿Cuánto más?
—No sé.
—Pues estamos jodidos.
—Ay no sé, Joan. 300 euros más al mes.
—¿Seguro?
—Sí. Con eso notaría una diferencia que me llevaría a una especie de satisfacción.
—Bien. ¿Puedes ahorrar 150 euros al mes?
—Sí. Creo que sí.
—¿Y ganar 150 euros más?
—Hace tiempo que mi jefe me pide que haga horas extras a 15 euros la hora.
—Eso está muy bien, solo tendrías que hacer 10 horas más al mes.
—Sí, y él estaría contento.
—Bien. Pues ya tienes un plan que eliminará el problema del dinero, por ahora.
—Sí.
—Pero ahora dime… ¿eso te quitaría esa cara que llevas encima de los hombros?
—Pues no creo. Del todo al menos no.
—¿Por qué? ¿Tu trabajo no te gustaría más si no tuvieses problemas de dinero?¿No sería soportable cuanto menos?
—Quizá sí. Pero no me veo ahí toda la vida.
—Comprendo.

En ese momento, le entrego el folio del dinero con los puntos claves que hemos comentado y le pido que lo guarde. Justo después, saco el folio del trabajo.

—¿Qué podemos hacer con tu trabajo?
—Mandarlo a la mierda.
—No puedes. Eso agravaría el problema del dinero. Te taparías la cabeza pero te destaparías los pies. Y ya sabes que el frío sube por los pies. Luego llegan los constipados.
—¡Es que estoy encadenado a ese trabajo!
—Paparruchas.
—¿Qué hago pues?
—Espera que te escribo la receta en el folio: “Buscar trabajo y presentarme al menos a dos entrevistas al mes hasta que encuentre una opción mejor que la que tengo”.
—Hace mucho que no hago una entrevista ni entrego un currículum…
—¿Y qué?
—No sé si se me dará bien.
—La práctica hace la habilidad. Ya aprenderás ya cuando lleves 6 o 7 entrevistas.
—Supongo…
—¿Lo harás? No me hagas perder el tiempo. Si lo único que quieres es quejarte de tu situación lo mejor será que busques a algún colega con quien hacer eso. Si me lo cuentas a mí es para buscar soluciones. Acción. Agallas. Cambios. Riesgo. Incomodidad.
—De acuerdo. Lo haré.
—¿Lo prometes?
—Sí.
—Mira tío, lo que de verdad angustia es pensar que no tenemos opciones. Que lo que hoy tienes aquí y no te gusta será así para siempre o para muchos años.
—Completamente cierto.
—Pues te acabo de demostrar que eso puede cambiar. Pero tienes que hacer que suceda. Provocar que sea probable que el cambio llegue.
—Agitar el avispero, como dices tú siempre.
—Exacto.
—Lo haré Joan. Prometido.

Le entrego el folio del trabajo y pasamos al folio de los amigos.

—¿Qué sucede con tus amigos?
—Que no los veo apenas.
—¿Por qué?
—Porque no coincidimos.
—Esa frase es un eufemismo.
—Vale, porque no los llamo para quedar y ellos tampoco a mí.
—Pues llámalos tú.
—¿Por qué yo?
—Porque te tengo a ti delante, no a ellos.
—¿Y si no quieren quedar?
—No lo sabremos si no los llamas.
—Ya, pero… ¿y si no quieren quedar?
—Pues ya no podrás llamarlos amigos.
—Puede pasar… hace tiempo que no cuido mis amistades.
—Podrías empezar por ahí.
—¿Por dónde?
—Por un “hace tiempo que no te llamo, lamento haber descuidado nuestra amistado, lo siento de verdad. Me gustaría verte para tomar un café cuando tú digas”.
—No sé si mi orgullo me dejará hacer eso…
—Uno elige hacerse amigo de su orgullo o hacerse amigo de la felicidad. Si tu elección es esa puedes romper los 3 folios y marcharte ahora mismo porque significará que no puedo ayudarte con lo que me pides.
—No, no. Está bien Joan, lo haré.

El cliente está a punto de llorar mientras dice “he desatendido demasiadas cosas importantes en mi vida que me daban mucho…”.

—¿Algo más Joan?
—Sí, esto te va a llevar un tiempo. Corto o largo no lo sé. Es importante que empieces a hacerte amigo de ti mismo de nuevo. Debes retomar tus hobbys. Urgentemente. No podemos cambiar de trabajo en un día, ganar más dinero en un día ni recuperar a tus amigos en un día pero sí puedes reencontrarte o al menos empezar a hacerlo hoy mismo, pues de todo lo que hemos tratado hoy ESO ES LO ÚNICO QUE DEPENDE ABSOLUTAMENTE DE TI. ¿Me has entendido?
—Tienes toda la razón. Te juro que me pondré ya con mis hobbys. Esta misma tarde.
—Hoy y todos los días. Estrecha el lazo contigo. Al máximo. Cuando llueva fuera, encuentra un refugio en ti.
—“Un refugio en mí…”
—Retén eso.

Mi cliente se seca las lágrimas y me pide un abrazo. Se va con los ojos hinchados pero sonriendo. Ahora ya tiene un mapa. Recorrerlo y dar con los tesoros ya es cosa suya.

Espero que te ayude o que te sirva para ayudar a otros.

FUERZA Y PAZ.

Pd: he preparado un audiocurso de 100 minutos sobre cómo iniciarse en el camino hacia la felicidad. Puedes adquirirlo a precio de lanzamiento, por sólo 50 euros + IVA, AQUÍ.

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