Mes: septiembre 2021

Para mí y para todo el mundo, espero.

La bondad es importante por razones obvias. Quiero que en el mundo se haga siempre todo el bien posible y me gustaría (aunque sé que no será posible) que la maldad se extinguiera por completo.

Me interesa la revisión filosófica del bien y el mal pero no el sofista relativismo del concepto del bien y el mal. Podríamos discutirlo aquí pero confío en que eres plenamente capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Y si te cuesta o estás interesado en saber más sobre esta apasionante rama de la filosofía, te dejo dos libros al final de este post.

Además, la bondad es un paso innegociable para alcanzar la felicidad. Y yo también deseo que la gente sea feliz.

Quiero un mundo bondadoso y un mundo feliz. Casi nada, lo sé, pero qué mundo más distinto sería este… ¿verdad?

Porque no  hay una persona malvada que sea a su vez feliz. Aunque no toda persona bondadosa tiene por qué ser feliz necesariamente. Sea como sea, la bondad es un camino que todo aquél que quiera llegar a ser feliz debe andar.

Por lo tanto la bondad supone un deber moral y contiene un interés general y particular para todo ser humano.
Por eso es tan importante para mí y para todo el mundo. O al menos debería serlo.

Podría extenderme mucho más sobre este tema. Responderé encantado más cuestiones sobre el gran asunto de la felicidad y la bondad.

FUERZA Y PAZ.

 

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Oh fantástica pregunta. Muy interesante y útil.

Bien, a cada persona le puede funcionar una u otra cosa y lo que a mí me funciona mejor a ti puede no servirte de nada pero haré una cosa… te dejaré aquí los 6 consejos que me han funcionado siempre en todos los clientes a los que he tenido que ayudar en este aspecto durante todos estos años.

Puede que no todos te sirvan pero pruébalos, saca tus propias conclusiones y atrévete a inventar tú mismo algunos métodos:

1. Escribe. Enfrentarte a tus ideas en el vastísimo campo de la mente puede ser una misión casi imposible. Si se trata de ralentizar ese flujo de pensamientos y de ordenarlos para ver el panorama general lo ideal es escribir. Si es en papel, mejor. Escribe, haz esquemas, dibuja, lanza flechas y rodea con un círculo algunos términos importantes. Tu mente tendrá que esperarte y se pondrá a velocidad de escritura y podrás manejar mejor tus ideas.
2. Pasea. Ve a dar un paseo sin teléfono ni música. Deja que tu mente divague y no te involucres con ella. Permite que haga y dedícate a observar. Si surge alguna idea o información relevante y esclarecedora, atrápala y escríbela en un cuadernito o en el dorso de la mano.
3. Silencio. Rodeado de ruido se piensa peor. Confía en el silencio y podrás escuchar mejor lo que sucede dentro de ti.
4. Descansa. No por más pensar en algo conseguirás aclararte antes. Podrías entrar en una especie de fatiga mental y tu rendimiento caería en picado. Piensa intensamente sobre esas ideas y pensamientos y después deja que tu subconsciente coja el relevo y siga trabajando en ello. Es uno de los mejores consejos que dio jamás Bertrand Russell.
5. Duerme más. Sobre todo si estás durmiendo poco. No intentes grandes proezas mentales e intelectuales si estás durmiendo poco. No podrás.
6. Medita. Idealmente por la mañana nada más despertarte y por la noche antes de ir a dormir. Con 10 minutos para empezar será suficiente. Por la noche, tras la meditación declara cerrada la «ventanilla de pensar» e intenta dormir.

¡Espero que te sirva y ayude!

 

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Es una buena y filosófica cuestión. Podríamos tratarla durante varios posts. O años.

Vamos allá, que me encanta filosofar.

No debería costarte mucho deducir que el valor más importante de todos es el valor de la mismísima vida humana.

Si este valor, que parece dado por supuesto, estuviese siempre presente en la mente de todo el mundo dejaríamos de hacer ciertas cosas al momento. Por ejemplo nadie correría más de la cuenta por la carretera. Nadie vendería droga que pudiese terminar con la vida de alguien. Nadie prendería fuego a un monte lleno de casas. Y nadie pondría una bomba en algún lugar con la intención de masacrar inocentes. Etc, etc.

El valor de la vida bien podría ser una mezcla entre el valor de la salud y el valor del respeto y amor por uno mismo y por el prójimo.

No hay nada más importante que la vida. Algunos dicen que lo más importante es el planeta Tierra, pero claro… el planeta Tierra es importante porque nosotros vivimos en él.

Obviedades aparte, puedes incluir este valor en tu escala de valores de una forma realmente práctica. Si pensaras más en el valor de tu misma vida y lo tuvieses presente en tus acciones diarias seguramente intentarías dormir más o mejor (o ambas cosas), comerías mejor, harías ejercicio, no consumirías según que sustancias, controlarías tus niveles de estrés e intentarías ser más feliz. ¿No crees?

La otra parte importantísima de esto es que, si valoraras la conservación y cuidado de la vida y el valor supremo que ésta tiene, también respetarías mucho más la de los demás.

Y no hace falta decir que no le vendría mal al planeta que sus habitantes tuviesen más respeto y consideración por la vida de los demás.

Así que, dicho esto: la vida, primero.

FUERZA Y PAZ.

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Yo te pregunto: ¿Por qué alterarse?

El objetivo de una discusión debería ser siempre descubrir la verdad de lo que se discute.
Y el descubrimiento de la verdad siempre debe ser preferido a tener razón.
Prefiero tener la verdad que la razón. Y espero que tú también.

Por lo tanto no tiene sentido alterarse.

¿Te alteras porque la otra persona no está en la verdad y tú sí?
Pues no tiene mucho sentido. Quizá si te calmas y dejas que la otra persona argumente puedas demostrarle que no se encuentra en posesión de la razón y la verdad.

¿Te alteras porque la otra persona te está demostrando que no tienes la razón?
El problema lo tienes tú entonces. Como ya he dicho, es mejor tener la verdad que la razón.

¿Te alteras porque se te está tildando de estúpido o ignorante?
Antes de llegar a alterarte por estos motivos lo más inteligente es dejar de discutir. Además, quien cae en la falacia o argumento «ad hominem» suele hacerlo porque carece de argumentos para discutir sobre las ideas, de modo que no tiene mucho sentido seguir con la discusión.

¿Te alteras porque no tienes respuestas a las objeciones que te presentan aunque sí crees que estás en la verdad?
Admite que no tienes respuestas a todas las objeciones. Recuerda que una objeción contra un argumento no refuta el tema a discutir necesariamente sino que refuta el argumento usado. Retírate de la discusión y amplía tus conocimientos y argumentos sobre aquello que defiendes como cierto.

Como ves, no es necesario alterarse en una discusión… siempre que la discusión tenga sentido.
Pero si la discusión no tiene sentido, lo que tiene menos sentido aún es prestarse a ella. Retírate y sigue con tu bonita vida. No todas las discusiones son válidas y aceptables. Y no siempre quien se niega a discutir algo lo hace porque sabe que no se encuentra en la verdad.

FUERZA Y PAZ.

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Pues habrá que volver a confiar en la gente, ¿no?

Quizá debas analizar si confiaste en la persona adecuada también. Muchas veces tenemos más ganas de confiar que pruebas o argumentos para hacerlo. Otras veces confiamos en alguien en quien es razonable confiar y pese a eso, nos traicionan.

No es fácil. La confianza en los demás tiene esto, que pueden traicionarte.

Pero, créeme, el principal perjudicado de una traición no es el traicionado sino el traidor.
Siempre que no caigas en el error de dejar de confiar en la gente solo porque has sido víctima de una traición.
Si esto último pasa, tú saldrás perdiendo más que el otro.
Y también saldrán perdiendo las personas dignas de confianza que no tendrán la tuya solo porque otra indigna de ella te falló.

Aunque cueste, lo mejor que puedes hacer es seguir confiando en la próxima persona que aparezca.
De lo contrario, cuando la siguiente buena persona se cruce en tu vida y vea tus recelos pensará: «¿por qué no confía en mí? yo no tengo la culpa de que otra persona le traicionase. No tengo por qué pagar yo el pato».
Y se irá. Y con razón.

En resumen:

1. Analiza si diste confianza a quien no debiste. Si fue así, vigila este punto la próxima vez.
2. Si tu confianza era razonable y aún así te fallaron, continúa igual. No has hecho nada mal. Solo te has cruzado con alguien que no valora la confianza. Sigue confiando en la gente que llegará a tu vida.

Hay más gente en quien confiar que en quien no hacerlo. Estoy convencido.
No hay por qué desconfiar de todo el mundo solo porque has tenido una mala experiencia.
Y recuerda: si desconfías de todo el mundo pronto no tendrás la oportunidad ni de elegir si confiar o no. Estarás a salvo, pero más solo que la una.

FUERZA Y PAZ.

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Pues efectivamente conozco alguno. Quizá el más interesante sea «Nueva guía para una vida racional» del gran Albert Ellis.

En esta obra Ellis te ayudará a analizar profundamente tanto tus pensamientos como tus emociones. Desde aquí, te ofrecerá las herramientas necesarias para cambiar aquellos que no te están haciendo ningún bien.

Como siempre, el libro por sí solo no tiene capacidad de cambiar tu diálogo interior, tan solo ofrece una serie de herramientas de indudable valor que TÚ deberás empezar a utilizar.

El diálogo interior sigue siendo una de las áreas de la vida más desatendidas por lo que he podido observar. También se trata de una de las áreas que más impacto tiene en la existencia del ser humano.
Ya puedes ver aquí un problema de base. No se puede desatender algo tan vital.

No es fácil cambiar un diálogo interior negativo.
Y aún resulta más complicado hacerlo sin caer en el autoengaño y el optimismo desmedido.
Pero caray, merece la pena. Punto.

Con mis clientes hacemos este trabajo prácticamente en todas las sesiones. Y siempre les obligo a alinearse con la verdad o con la máxima cantidad de la misma. Se trata de crear un diálogo interior que sea constructivo, amable y positivo pero sin «contarse milongas» ni caer en fantasías.

Ahora bien, un poquito de mejora en el diálogo interior de una persona supone muchísima mejoría en su vida.
Resulta siempre una operación súper-rentable.

Con la ayuda del libro de Ellis y con tu propia ayuda podrás empezar a conseguirlo.
VAMOS.

FUERZA Y PAZ.

 

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No hay una fórmula única para todo el mundo.

A lo largo de los últimos años he estado ayudando a cientos de personas a organizar mejor su tiempo y no creo haber usado dos veces exactamente el mismo plan. Siempre hay variables. Una y otra vez he tenido que adaptarme al cliente. Esta es la primera clave que debes entender. Elijas el método que elijas, adáptalo a ti.

Sin embargo sí he usado una serie de técnicas comunes que siempre me han funcionado en mis sesiones con clientes. Las compartiré contigo para que, desde aquí, puedas establecer tu propio método o plan:

1. Usa una agenda. Este paso es insalvable. Me da lo mismo una agenda de papel o una app al uso. Yo prefiero una agenda de papel pero, como he dicho antes, tienes que adaptar el plan a ti y no al revés.
2. Establece un planning semanal fijo. Todo lo que puedas sistematizar… sistematízalo. Prepara documento con los 7 días de la semana y sus horas. Introduce en él todas las tareas y eventos fijos que puedas. Introduce también aquellos que deseas hacer con una regularidad exacta. Por ejemplo, estoy escribiendo este post en una franja horaria fija que tengo en mi planning porque quiero publicar todas las semanas dos veces en este blog. Si le doy un espacio fijo en el planning semanal (como el que le daría a un cliente) sé que, cuando llegue el día y la hora concreta, me presentaré (como haría con un cliente) y haré el trabajo. También tengo en dicho planning tareas fijadas a hacer cada semana como por ejemplo «responder mails», «hacer tests AB para redes» o «análisis de objetivos y recursos». Revísalo cada poco tiempo para ver si debes introducir o eliminar algo de él.
3. Ten una lista actualizada de cosas que hacer que no se encuentra en el planning semanal fijo. Una lista con aquellas tareas o proyectos que quieres ejecutar de una forma no regular y fija semanalmente. Por ejemplo, aquí podrías poner tareas como «ir al banco a re-negociar mi hipoteca» o «ir a tomar café con Pepito» o «ir a comprarme unos zapatos de correr nuevos». Cosas que no harás regularmente pero que necesitas hacer. Cosas que no puedes meter en un planning semanal fijo.
4. Planifica el día, cada día. Una vez tienes la agenda y el planning semanal fijo puedes hacer esto con tremenda efectividad. Por la noche o por la mañana antes de empezar tu jornada saca la agenda, el planning semanal y la lista de tareas pendientes. Observa los huecos que tienes (si no tienes es que tu planning semanal está, con toda seguridad, demasiado cargado) y piensa qué tareas de la lista puedes introducir en ellos. Ten en cuenta el contexto, las herramientas disponibles, tu energía y el tiempo que te puede llevar la tarea en sí.
5. No te pases ni te quemes. Deja espacio en tu agenda para el descanso y la desconexión. No te auto-explotes. La gracia de la organización es que uses mejor tu tiempo, no que uses todo tu tiempo para trabajar. La vida es mucho más que la ultra-productividad. Usa mejor tu tiempo para tener más tiempo para ti y para los que amas y te aman.

Espero que te sirva. Gracias por tu pregunta.

FUERZA Y PAZ.

 

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Es una pregunta muy habitual. Demasiado.

Y digo demasiado porque no me gusta. Y no me gusta porque lleva incluida en ella la percepción de que «no se está meditando correctamente». Cosa que habría que analizar con detenimiento y buen juicio.

Porque puede que la única forma incorrecta de meditar sea hacerlo pensando que puede hacerse incorrectamente.

Cuando te predispones a meditar «correctamente» estableces un escenario durante la meditación donde creas una expectativa que esperas cumplir. Piensas cosas como «durante la sesión tendría que notar esto y aquello» o «los pensamientos deben detenerse o no debo detenerme yo en ellos» y la famosa «debo dejar la mente en blanco».

Entonces, si meditas y algunas de estas cosas no va como esperas… dices que has meditado incorrectamente.
Mal enfoque.

Salvo por esto, es imposible «meditar mal».
La meditación está a tu servicio, no tú al servicio de la meditación.
En una sesión de meditación libre y sincera… sucederá lo que tenga que suceder.

Para muchas personas, la meditación contiene unos beneficios que se notan, sobre todo, cuando pasan días o semanas sin meditar. No notan gran cosa mientras meditan pero lo notan mucho cuando pierden el hábito.

Libérate de toda expectativa.
Busca un lugar tranquilo, solitario y silencioso.
Cierra los ojos y el pico.
Deja que sucedan cosas.
Permite que tu mente y espíritu se expresen, ajenas a ti.
Cuando lo necesites, para.

No hay un tiempo mínimo ni máximo.
No hay evaluación ni calificación.
Medita y que pase lo que tenga que pasar.

No lo dejes.
Vale la pena.

FUERZA Y PAZ.

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Vaya, ese es uno de los peores miedos que hay. El miedo al miedo.
Como tener miedo cuando llueve pero también cuando hace sol por si se pone a llover.
Haya nubes o no.

Es, pues, uno de los peores porque sucede cuando no hay, aparentemente, nada que temer.
Temes llegar a temer. Te da miedo la aparición del miedo.

Entonces te quedas así:

1. Tengo miedo cuando es razonable tenerlo.
2. Tengo miedo también cuando no es razonable tenerlo.

Entonces la ecuación final es esta: VIDA = MIEDO = VIDA.
Así es muy difícil medrar, prosperar, progresar, crecer.

No pienses que te vas a librar para siempre del miedo. Eso puede que no suceda jamás.
A cambio empieza a pensar en qué puedes hacer cuando este aparezca.
El cambio de perspectiva (y de actitud) es total.
Te inclinarás hacia la acción cuando llegue el momento.
Y será todo diferente porque el miedo se disipa entre la acción.

No recurras al pesimismo ni tampoco al optimismo. No te digas cosas como «seguro que todo va a ir bien y no tengo que volver a sentir ese terror, ansiedad y angustia dentro» ni otras como «a partir de aquí, las cosas irán siempre a peor, me da pánico el futuro con razón«.

Mejor cámbialo por algo así: «No es posible que todo vaya a salir siempre bien, pero tampoco todo irá mal todo el tiempo. Tengo que aprender a disfrutar de los momentos sin problemas. Y también tengo que prepararme mentalmente para actuar cuando mis miedos aparezcan de forma inevitable. Si estoy preparado y los encaro, se irán debilitando«.