Tu opinión es sólo perfecta para ti mismo. No necesitas que nadie te aplauda ni subraye. Quizás sea lo más valioso que posees. No puedes enfadarte con el desacuerdo externo pues no puedes obligar a que todo el mundo se sirva una copa de tu opinión, pero sí que puedes degustarla al máximo y hasta enorgullecerte de la autonomía que da la propia opinión. No te avergüences ni le pongas un disfraz inquisidor. Simplemente disfruta hacia adentro.
Reflexiones y escritos diarios sobre la vida.