Buenos días tribu.
Huimos del silencio como huíamos de una regañina de nuestros padres. Huíamos porque no queríamos escuchar algo que no queríamos oír. No queríamos la verdad. No queríamos que tuvieran razón. No queríamos reconocer nuestros errores.
Hacemos algo parecido con el silencio.
Las revoluciones se preparan en el silencio y estallan en tu cara justo después. Por eso lo evitamos.
Pero qué soluciones tan creativas (aunque a veces dolorosas) disfrutaríamos de buscar más el silencio. Es medicina ante una vida que parece estancarse. Ya sabes de lo que hablo ¿verdad?
Atrévete. Al fin y al cabo está en ti.
Nos vemos mañana, seguro. PAZ.